Ciencia y fe

sábado, 29 de enero de 2011

¿POR QUÉ HAY FISURAS O PLIEGUES EN LA SUPERFICIE DEL CEREBRO?
El cerebro tiene fisuras para aumentar su área superficial. Animales más cortos de luces, como las ratas, tienen el cerebro liso. Gran parte del trabajo que se realiza en el cerebro corre a cargo de las pocas células situadas más arriba.

Así que si tienes que procesar gran cantidad de datos, es mucho más eficiente que haya fisuras que expandir el área superficial del cerebro aumentando el diámetro del cráneo.

Por otra parte, los tejidos cerebrales consumen grandes cantidades de energía y es necesario deshacerse del calor que se genera como resultado. Llévate la mano a la cabeza y comprueba lo caliente que está en comparación con el muslo.

Los cerebros de los animales vertebrados inferiores no tienen pliegues extensos porque necesitan liberarse relativamente de menos calor.

Sin embargo, los humanos tienen cerebros grandes que hacen muchísimo trabajo. Los pliegues extras de nuestros cerebros aumentan el área superficial para que los vasos sanguíneos puedan deshacerse del exceso de calor producido por todo ese duro trabajo de pensar. Si nuestros cerebros evolucionasen convirtiéndose en órganos más complejos y mayores, sus pliegues tendrían que aumentar exponencialmente para poder liberarse del calor adicional que producirían.

Muchos vertebrados inteligentes están dotados de grandes cerebros con muchas circunvoluciones. Así, aunque el delfín y el tiburón son de un tamaño similar, el cerebro del delfín es considerablemente mayor y tiene más circunvoluciones que el del tiburón.

El gato y el conejo son también de un tamaño similar, pero el gato, a ser carnívoro, tiene un estilo de vida más complejo, por lo que parece necesitar una inteligencia mayor, así que el gato tiene circunvoluciones cerebrales, mientras que el conejo no las tiene.
¿Porqué no se hielan los pies de los pingüinos? y 114 preguntas de lo más extravagante.
NewScientist / MickHare
¿HAY ALGUNA RELACIÓN ENTRE PASAR FRÍO Y COGER UN CATARRO?


Los estudios realizados han demostrado que no hay correlación entre la temperatura ambiente y contraer catarros. El origen del cuento de viejas que predice catarros, gripe o neumonía después de estar expuesto a temperaturas frías es el breve periodo de fiebre que precede a los síntomas distintivos de esas enfermedades. Esos periodos de fiebre hacen que el paciente sienta frío y tirite. Al aparecer después otros síntomas el paciente asocia la enfermedad con haber “cogido frío”.

Los virus que causan los catarros se difunden más rápido en invierno porque es cuando pasamos más tiempo a cubierto, donde estamos más cerca unos de otros. La gente cierra las ventanas en invierno, así que el aire “fresco” del exterior no diluye el aire contaminado por partículas de virus. Eso hace que se difunda el virus con más facilidad.

El aire frío y seco del invierno hace que se hinchen las membranas mucosas de la nariz. Esto produce la “nariz chorreante” que solemos relacionar incorrectamente con una infección causada por un virus catarral.

La experiencia de coger frío y con ello un catarro es en realidad una inversión del verdadero orden de cosas. El enfriamiento suele ser la primera señal de fiebre, que es el resultado, no la causa, de la infección por el virus del catarro.

Hay en realidad menos posibilidades de coger un catarro si hace frío. El virus del catarro común muere con el frío y necesita para prosperar calor (digamos el acogedor interior de un hogar junto al fuego encendido para ahuyentar el frío).

El hecho de que investigadores aislados en la Antártica nunca cojan catarros confirma que éstos se deben a la gente y no al frío.
¿Porqué no se hielan los pies de los pingüinos? y 114 preguntas de lo más extravagante.
NewScientist / Mick O´Hare